Intento mantenerme consciente de lo que estoy haciendo, atenta, concentrada, con las manos tecleando sin prisa pero sin pausa. Nada, hoy me la he pasado gran parte del tiempo haciendo nada más que evadir lo que tengo que hacer: trabajar.
Por qué dejar para mañana lo que puedo hacer hoy. Tremenda frase para quienes vamos postergando las cosas que hay que hacer, recurriendo a otras labores menos trascendentales. Qué digo, ¿qué tiene de poco trascendental el darme tiempo para pensar y hacer nada? Ni idea.
Por ahora, sólo esperaré un rato hasta que amaine la lluvia que se desliza por mis mejillas.